LLAMAMIENTO DE JUECES

Unos setenta jueces de los que impulsaron exitosamente el "Manifiesto para la despolitización de la Justicia y la Independencia Judicial" -con el que en general simpatizo-, han hecho ahora un llamamiento de alerta ciudadana -"de verdadero peligro" ante los proyectos del Ministerio para modernizar la justicia. En aquel Manifiesto, como en casi todo en la vida, había cosas que todo el mundo aceptaría y otras que no. Entre las que yo comparto están "el fortalecimiento de la independencia judicial, la dignidad en el desempeño de la función jurisdiccional, la elección del CGPJ y órganos de gobierno por los propios Jueces para evitar la manipulación de la Justicia por los partidos político". Añadiría también -no lo hacen los jueces- la conveniencia de que también la Fiscalía se despolitizara, eliminando la influencia política partidista en ciertos y determinantes aspectos de su funcionamiento. Pero había cosas que no me gustaban, como es natural. Por ejemplo, allí no se analiza ni se hace autocrítica sobre el desastroso funcionamiento de la Justicia española, y no precisamente en asuntos "políticos" o "sensibles". La justicia penal española funciona mal en general: hay abusos de la prisión provisional, de las medidas cautelares, de las medidas lesivas de derechos fundamentales, hay retrasos, y hay ineficacia. Si, ineficacia, algo sobre lo que no se pronuncian los Jueces (ni los fiscales) y que se olvida con frecuencia. La Justicia además de ser imparcial y garantista de los derechos de los ciudadanos, ha de ser eficaz. Por esas razones, en la generalidad de los paises de nuestro entorno el Juez no investiga, sino que garantiza la imparcialidad de la investigación; el juez hace de juez, no de parte investigadora. Si los Jueces ignoran la necesidad de despolitizar también a la Fiscalía y de mejorar la eficacia de la Justicia, su discurso suena algo corporativista y por ello poco eficaz. El Llamamiento de los setenta jueces no corrige en absoluto los defectos del Manifiesto, sino que abunda en ellos, sin reparar para nada en que la Justicia no son solo los jueces y que sistemas procesales garantistas los hay también diferentes del que pensó en 1882 Alonso Martínez.