viernes, 23 de diciembre de 2016

NOS HEMOS ACOSTUMBRADO AL MAL OLOR

La Exposición de Motivos de la Ley de Enjuiciamiento Criminal es un texto de obligada lectura y retorno.  De ella extraigo un párrafo que creo relevante en los momentos actuales, en el que Alonso Martínez trata de explicar al Rey las razones por las cuales no había reacción al desastroso estado de la Justicia en 1882:


“Quizás se tache de exagerada e  injusta está crítica de la organización de nuestra justicia criminal. ¡Ojalá que lo fuera! Pero el Ministro que suscribe no manda en su razón, y está obligado a decir a V.M.: la verdad tal como la siente; que las llagas sociales no se curan ocultándolas, sino al revés, midiendo su extensión y profundidad, y estudiando su origen y naturaleza para aplicar el oportuno remedio.  En sentir del que suscribe, solo por la costumbre se puede explicar que el pueblo español, tan civilizado y culto y que tantos progresos ha hecho en lo que va de siglo en la ciencia, en el arte, en la industria y en su educación política, se resigne a un sistema semejante, mostrándose indiferente o desconociendo sus vicios y peligros, como no los aprecia ni mide, el que habituado a respirar en atmósfera mal sana, llega a la asfixia sin sentirla.  El extranjero que estudia la organización de nuestra justicia criminal, al vernos apegados a un sistema ya caduco y desacreditado en Europa y América, tiene por necesidad que formar una idea injusta y falsa de la civilización y cultura españolas”.


El paralelismo entre la necesidad de cambio normativo de hace 130 años y las necesidades del momento actual son evidentes.  El proceso penal  ha de cambiar porque el diseñado de modo transitorio por el legislador del siglo XIX hoy está ya "caduco y desacreditado en Europa y América", ya que no ofrece las garantías que univsersalmente se exigen hoy en el enjuiciamiento penal.   Pero hoy, como hace 130 años, los españoles nos hemos acostumbrado.   Nos hemos acostumbrado no solo a un proceso lleno de vicios y peligros, "como no los aprecia ni mide, el que habituado a respirar en atmósfera mal sana, llega a la asfixia sin sentirla".  Nos hemos acostumbrado a la corrupción, a soportar abusos, a no reaccionar cuando nos agreden.  Los fiscales nos hemos acostumbrado tanto como el que más.  Soportamos la arbitrariedad en los nombramientos (arbitrarios porque no se motivan jamás); soportamos sin reacción la inexistencia de baremos de trabajo con lo que muchos compañeros se tienen que aguantar padeciendo abusos; soportamos la ausencia de transparencia, de normativa administrativa mínima.   Soportamos discriminaciones en las retribuciones (lo que ocurre con las plazas de tercera ocupadas por fiscales de segunda durante décadas y casi 1000 euros menos de retribución mensual es de escándalo); aguantamos un régimen disciplinario vergonzoso que permite -por ejemplo- que el instructor de un expediente a un fiscal sea elegido a dedo por el Fiscal General que finalmente ha de imponer la sanción; soportamos sin reacción la soberbia que impide disculparse a unos compañeros cuando determinan la expulsión ilegal de un fiscal extraordinario; soportamos la inexistencia de una Carrera profesional digna de ese nombre; o la no investigación de los acosos laborales; soportamos los abusos de asociaciones dominantes o la politización de la Fiscalía.   Creo que nos hemos acostumbrado, y creo que hay que decirlo para empezar a reaccionar: "las llagas sociales no se curan ocultándolas, sino al revés, midiendo su extensión y profundidad, y estudiando su origen y naturaleza para aplicar el oportuno remedio". 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

LA INVESTIGACIÓN DEL FISCAL

Más allá del inmejorable trato personal que siempre han demostrado tanto el Ministro Catalá como su equipo en todas las reuniones que como Portavoz de la APIF he tenido en el pasado, no he visto hasta ahora determinación ni liderazgo en el Ministerio de cambiar las cosas en el proceso penal para que tengamos una Justicia igual para todos y de calidad.  Tenemos un CGPJ diseñado para generar influencia política en la Justicia y no se ha dado paso alguno ni para cambiar el Estatuto del Ministerio Fiscal, ni su Reglamento, ni se ha cambiado nada estructural en la Fiscalía, ni se ha dado paso alguno para despolitizar -cambiando su régimen electoral- al Consejo Fiscal, ni siquiera las declaraciones recientes del Ministro sobre el Ministerio Fiscal o la ambiguedad en materia de eliminación de aforamientos, entre otros aspectos, revelan alguna voluntad de acometer cambios estructurales en la Justicia.
Digo esto porque hace un par de días, el Gobierno -representado por el Ministro de Justicia- anuncia en sede parlamentaria finalmente el cambio necesario en el proceso penal para mejorar la Justicia: la institución de una investigación de los delitos controlada por un Juez de Garantías y a cargo del Ministerio Fiscal en la que la defensa pueda acudir a un árbitro respecto de lo que investiga una parte procesal.   Eso son en España palabras mayores, pero no en medio mundo donde hace mucho tiempo que se han inclinado por esa opción mucho más eficaz y garantista en mi opinión.  Pero si realmente se quiere estar a la altura de esa tarea, que llevo oyendo como música de fondo desde hace más de 20 años, es preciso que el Gobierno se de cuenta de que debe renunciar a tener cualquier influencia operativa sobre el Ministerio Fiscal. No es aceptable que la investigación de los delitos haya de descansar en un Ministerio Fiscal vinculado al Gobierno de turno.   No puede ser, y pretender mantenerlo así es llevar al desprestigio y al fracaso una reforma del calado histórico como la que se pretende.   El problema del Ministerio Fiscal en España está en su historia, siempre asociada -incluso ahora, de manera atenuada- al poder político.   Eso ha de acabarse y han de darse pasos claros en esa dirección.
Hay que dar pasos legislativos empezando por dar la posibilidad real de entrada a la mayoría no asociada  de la Carrera Fiscal en el Consejo Fiscal (para empezar a despolitizar la Fiscalía desde dentro), hay que cambiar el Estatuto del Ministerio Fiscal de manera que se garantice la ausencia de influencia del Gobierno en las actuaciones de la Fiscalía (empezando por los nombramientos), introduciendo en el Código Penal tipos penales que sancionen a cualquier fiscal y singularmente al Fiscal General que incumpla sus deberes de reserva respecto de los asuntos de su competencia, y también a quien le requiera informaciones reservadas; ha de establecerse seguridad juridica a los fiscales en su trabajo, ha de incrementarse la transparencia del Ministerio Fiscal y de la actuación del FGE, incrementarse su vinculación al Parlamento (es lo lógico, si el Fiscal ha de defender la ley que emana del Parlamento, ha de asumir responsabilidades ante el Poder Legislativo), elaborar normas para despolitizar la jerarquía de la Fiscalía, acabar con los saltos de fiscales a la política y retorno posterior a la Fiscalía, y disimular un poco al menos la afinidad con determinados colectivos de fiscales (por ejemplo, el fichaje del Portavoz de la asociación mayoritaria como asesor del Ministro, con todo respeto al compañero que estoy seguro que le animan buenas intenciones, es algo que llama la atención: ni más ni menos que quien ha acudido varias veces al Ministerio para exponer quejas y hacer reclamaciones al Ministro en representación de intereses de los fiscales, es fichado por el propio Ministro como asesor suyo).   Los políticos han de empezar a defender púbicamente su voluntad de despolitizar la Justicia y singularmente la Fiscalía, sin dobles juegos que muchas veces se acaban descubriendo y que devastan su credibilidad y la de las instituciones de la Justicia. 
El reto que el Ministro ha anunciado de cambiar el proceso penal lleva implícito un precio para ser viable, que es la renuncia a influir en la Justicia en la forma actual.   Es un reto histórico que podría suponer el cambio en muchas más cosas en España de las que parece: credibilidad y eficacia en la lucha contra la corrupción, falta de coartada de nacionalistas sobre la politizacón de la Justicia, mayor limpieza en la vida pública, agilización de los procesos, eliminación del factor político en las actuaciones de la Justicia, mayores garantías para los ciudadanos, igualdad real ante la ley...
El PP ha faltado dos veces a su promesa electoral de despolitizar el CGPJ, dos veces en las que con la misma obtuvo mayoría absoluta.   Las dos veces la traicionó incrementando la politización de la Justicia.   Ahora que depende de otros para gobernar escucho al Ministro de Justicia en la esperanza de que a la tercera vaya realmente la vencida.  
  

lunes, 5 de diciembre de 2016

LA SALUD, LO MÁS IMPORTANTE (POR PILAR ÁLVAREZ MENÉNDEZ)



Estamos hartos de leer artículos en los suplementos de salud de los dominicales en los que nos recuerdan que la salud es lo más importante y lo que debemos hacer para preservarla, cual tesoro. Y lo malo es que esos artículos tienen razón, la salud es el tesoro más importante con el que contamos. Sin salud difícilmente podremos desempeñar bien nuestro trabajo que es lo único que parece importar. Tampoco quiero llevar a equívoco al lector de estas líneas, a mi me preocupa y mucho la calidad del trabajo y por esa calidad trato también de luchar cada día, pero me preocupa mucho más mi salud y la del resto de mis compañeros. Sin salud difícilmente podrá existir ni calidad ni tan siquiera cantidad en el despacho del trabajo.
No descubro nada del otro mundo si digo que el estrés en el mundo moderno es una de las principales amenazas para la salud de los trabajadores. Especial incidencia tiene ese estrés en las profesiones que acumulan unas grandes dosis de responsabilidad, como lo es sin duda la de Fiscal. Y que conste que no lo digo yo, que por supuesto también , lo dicen todos los médicos, psicólogos y profesionales que escriben esos artículos y lo que es peor, lo dicen las estadísticas si de verdad hubiese interés en realizar estadísticas sobre la incidencia del estrés en nuestras vidas. Pese a este panorama poco o nada estamos haciendo para preservar la salud de los abnegados fiscales cuya labor describía ya la Instrucción 1/2005 Es de justicia reconocer que esta cuasi estructural situación de indigencia ha obligado al Fiscal a tener que cumplir sus altas funciones supliendo las carencias con un encomiable tesón, diligencia y empeño, sin mas auxilio personal que el brindado por su sentido del deber y sus conocimientos jurídicos y sin mas apoyo material que el aportado por el recado de escribir.” Han transcurrido ya once años desde que se dictó esa Instrucción y en estos años se han ido incrementando nuestras funciones, sin incremento correlativo de plantilla, y se han ido incrementando las fuentes de estrés, como el llamado “expediente digital” y la poca eficacia del programa implantado para lograrlo. Necesitamos un plan de prevención de riesgos del trabajo adaptado a nuestra función en el que se contemple el estrés y el sometimiento a excesivas cargas de trabajo, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, como infracción grave que se debe corregir de forma urgente. Pero lo necesitamos para anteayer porque mientras se suceden las informaciones sobre esos compañeros que han sufrido un amago de infarto, o aquellos que se han visto afectados por un ictus y por todos aquellos a los que no queda otra salida, tras sufrir una grave crisis de ansiedad, que darse de baja por sufrir un trastorno mixto ansioso-depresivo que hasta entonces habían tratado de ocultar a sí mismos y a los demás. Patologías todas ellas graves y que no sé si a ustedes les preocupa, pero a mi sí y mucho. Con ello perdemos, temporal o lamentablemente de forma definitiva, compañeros magníficos que luchan día a día por ofrecer el mejor servicio al ciudadano. Lamentablemente estos compañeros se dejan en el camino lo más importante, la salud. No existen cargas de trabajo razonables en muchos destinos, en otros, conjugado o no con lo anterior, la presión a la que se ven sometidos resulta excesiva, como lo resultaría para cualquiera. No somos Superhombres ni Supermujeres, somos  simples seres humanos, y va siendo hora de que pongamos en valor lo más importante la salud de todos.

M.Pilar Álvarez Menéndez
Fiscal, miembro de la Ejecutiva de la Asociación profesional e Independiente de Fiscales.